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Entrevista a Olga Mena: "Se trata de disfrutar con lo que haces en tu vida"

Hay personas que se ponen el mundo por montera. De esas que saben disfrutar de la vida con los cinco sentidos y que consiguen impregnar a quienes les rodean con su espíritu alentador. Ese es el caso de la Dra. Olga Mena, quien dice de sí misma que ha “tocado todos los flancos”.

Olga Mena es científica titular en el Instituto de Física Corpuscular (IFIC). Sus principales campos de investigación son la cosmología y las astropartículas, focalizándose especialmente en los neutrinos. También son de su interés los aspectos relacionados con la materia y energía oscuras del Universo, la inflación y las reliquias cósmicas. Anteriormente fue investigadora Marie Curie e investigadora Ramón y Cajal. En la actualidad es investigadora científica del CSIC. Su currículum en materia de divulgación no es menos extenso, ha sido máxima responsable de divulgación de varios proyectos europeos sobre física de neutrinos y participa activamente en actividades de divulgación de ciencia y género. Siguiendo su buena costumbre de tocar todos los flancos, tiene experiencia en casi todos los ámbitos de la divulgación: medios digitales, radio, charlas en institutos, organización de eventos, etc. Actualmente, es una de las máximas responsables de divulgación en el IFIC.

Pregunta: Olga, es usted científica, divulgadora y además tiene dos hijos, ¿cómo equilibra la balanza?

Respuesta: Bueno, es difícil, pero el tener una persona que siempre me ha apoyado, que es mi marido y que también es físico, ha sido una pieza fundamental y lo sigue siendo. Se trata más que nada de disfrutar con lo que haces en la vida, si el trabajo es algo que te gusta y realmente disfrutas con él, no lo ves como una carga adicional. Igual que los hijos, si realmente querías tener hijos, no los debes ver como una carga adicional. Se trata de disfrutar con lo que haces en tu vida, intentar encajar todas las piezas lo mejor que puedas para poder disfrutar tanto de la vida personal como de la profesional. Yo no creo que sea necesario renunciar a una ni la otra. Hay que saber conciliarlas, se trata de encontrar un equilibrio.

P: Comenta lo importante que es disfrutar de lo que hacemos y de lo que tenemos. Usted es científica, ¿siempre quiso serlo?

R: Pues sí, debo decir que sí. Bueno, déjame que corrija, desde los 15 o 16 años. Yo, lo que realmente quería ser de pequeña era bailarina. Pero mi madre es física, la ciencia siempre me ha llamado mucho la atención. Varios hermanos de mi madre también son químicos. Siempre he tenido ese lado científico por parte familiar, pero también por curiosidad. Me acuerdo que leí la biografía de Marie Curie cuando estaba en 4º de EGB. En 3º de BUP tuve claro que no iba a dedicarme profesionalmente al ballet. En COU quería hacer una rama que se llama ingeniería sanitaria, porque siempre me ha llamado la atención el agua. Pero luego entendí que lo que quería era entender el porqué de las cosas, lo que me gusta es resolver problemas. Resolver enigmas matemáticos, adivinanzas, crucigramas, sudokus, puzles, todo ese tipo de cosas siempre me ha apasionado. Mi trabajo para mí es muy fascinante porque esta faceta la satisface al completo.

P: ¿Cree usted que influyó la educación que recibió en la toma de decisiones sobre su futuro profesional?

R: Para lo que eran los estándares en aquella época, sí. Mis padres eran profesores y son personas extremadamente liberales. Nunca me sesgaron, me apoyaron en todo lo que hice y me siguen apoyando. Mi padre es historiador y mi madre es física, se han dedicado siempre a la educación. Eran de mentalidad muy abierta, estaban en distintos movimientos culturales, iban a manifestaciones. La madre de mi madre, por ejemplo, era también muy liberal. Me decía que no aprendiera a hacer muchas cosas en casa porque si no luego tendría que hacer más. Siempre confiaron mucho en mí. Un consejo muy bonito que me dijo mi abuelo materno es “estudia lo que te guste y trabaja de lo que puedas”, porque estudiar algo que no te gusta es un error. No insistían en nada en particular, tuve libertad total para elegir lo que quise hacer. Luego también tuve una parte de educación muy tradicional. Mi padre proviene de un pueblo muy pequeño de Cáceres, Arroyomolinos. Allí mi abuela me llevaba a misa, me enseñaba a coser, a amasar, a embotellar tomate…

P: Hace poco salió una publicación en Nature sobre las desventajas de estudiar el doctorado bajo la supervisión de una mujer. Usted hizo la tesis con una mujer. Además, ha dirigido cuatro tesis y actualmente dirige tres más, tres de ellas a mujeres. ¿Qué les diría a quienes elaboraron este estudio?

R: Yo tuve una suerte tremenda, fue algo realmente fascinante. No creo que mi directora haya tratado de manera distinta a sus estudiantes según su género. Sin embargo, sí que tiene un sexto sentido para saber lo que necesita cada persona. A mí, por ejemplo, me empujó justo donde yo lo necesitaba. Yo creo que hay directores y directoras de tesis que tienen un sexto sentido y lo saben hacer muy bien y hay otros que no. Aquí de lo que se trata es de entender la psicología de la persona. 

P: Usted es una persona enormemente creativa, con una gran motivación para la divulgación. ¿Nunca ha pensado en dedicarle más tiempo?

R: Me encanta la divulgación, pero más tiempo del que le dedico… Tendría que dejar de lado otras actividades a las que me he comprometido y que también me gustan, y me dolería un poco. Por ejemplo, me encanta trabajar con estudiantes, es algo que me apasiona. Me gusta también que aprendan a divulgar y enseñar, que aprendan a explicar conceptos a personas que no están en su campo. Pero quizás no sea todavía el momento de mi vida para dedicarme más a ello. En cierto momento, lo haré.

P: En la línea de la pregunta anterior, ¿qué estatus otorga a la divulgación en su carrera profesional?¿Cree que le aporta algún beneficio?

R: Yo creo que hasta ahora la divulgación era un poco como el que juega a las cartas en su tiempo libre. De un tiempo a esta parte la cosa ha cambiado muchísimo. Y lo estamos viendo ahora, con esta pandemia. La gente se tiene que concienciar de que la ciencia es el motor de este mundo, que invertir en ciencia es fundamental, que necesitamos medios. Si vivimos más de 40 años es gracias a la ciencia. El avance científico y tecnológico que tenemos es gracias a la ciencia. Y eso la gente lo tiene que entender. También es importante conocer lo que nos rodea para el futuro de la humanidad. Por otra parte, divulgar de manera correcta cuesta mucho trabajo. A veces te cuesta mucho más trabajo preparar una charla para explicarle a niños de 10 años cómo funciona una estrella que explicarle a una audiencia especializada el último artículo que has publicado. Ese esfuerzo ahora comienza a ser más patente.

P: A usted le gusta divulgar sobre mujeres astrónomas, y de hecho gran parte de su actividad divulgadora está orientada a reivindicar el papel de las mujeres en ciencia. ¿Qué cree que debe cambiar para alcanzar la igualdad?

R: Que la visión de la mujer se modernice en todos los sentidos. Que la gente se convenza de que las mujeres somos igual de buenas que los hombres. Y sobre todo, no ocultar ni transgredir ciertas normas. Esas cosas que ocurrían, de una mujer escribiendo el artículo y el hombre que lo publicaba. Hoy en día tenemos que convencernos de que somos igual de buenos y que la mujer puede ocupar el mismo tipo de puestos que el hombre y tener exactamente las mismas oportunidades. Cosa que todavía no es cierta. El cambio tiene que venir de todos los sectores de la sociedad, del marido, los colegios, ¡desde parvulitos! Hay que luchar contra los estereotipos. La persona que había antes a la entrada de nuestro instituto se pensaba que yo era una secretaria porque llevo tacones. ¿Porque llevo tacones no puedo ser científica? Me decía “Yo creía que tú eras de administración”. ¿Qué se creía? ¿Que cada chica que pasaba era de administración? Incluso nosotras tenemos estereotipos, gran parte de la sociedad los sigue teniendo. Una vez leí un artículo en la prensa, las mujeres siempre somos las que tenemos las hemorroides o las migrañas en los anuncios. Parece que somos el sexo débil cuando en realidad la humanidad depende de nosotras. Queda mucho por hacer, no nos podemos relajar.